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Valonia es conocida y reconocida como una región de punta en el desarrollo tecnológico, tanto para la investigación fundamental como aplicada. Y esto lo debe principalmente a la calidad y a la intensidad de su enseñanza superior y universitaria.

A través de los años se entregaron numerosas distinciones y recompensas internacionales a decenas de investigadores y científicos de la Federación Valonia-Bruselas, entre los cuales se encuentra el premio Nobel de física a François Englert. Se trata del 7° premio Nobel entregado a un valón.

Dicho kow-how tecnológico contribuye eficazmente a la creación y al desarrollo de empresas de punta de dimensión internacional. De esa forma se crearon más de 200 spin-off  a partir de la investigación universitaria que constituyen actualmente verdaderas joyas tecnológicas a la conquista de los mercados internacionales.

La creatividad es una prioridad en Valonia que ha lanzado el programa-marco Creative Wallonia. ¿Su objetivo? Favorecer la aparición en Valonia de una cultura generalizada de la innovación actuando de manera correlacionada entre la enseñanza, las empresas, la red de empresas, las TIC y el extranjero. Le valió a Valonia el ser reconocida en 2013 como European Creative District  por la UE entre otras 44 regiones candidatas: es el reconocimiento internacional de su enorme potencial de creación e innovación.

Algunas cifras :

  • 130 escuelas superiores
  • 9 centros universitarios reagrupados en 3 academias (en Valonia y en Bruselas)
  • 13 000 investigadores
  • 700 doctorados otorgados cada año
  • 7 parques científicos y tecnológicos
  • 6 polos de competitividad y 6 clústers
  • 20 centros de excelencia
  • 300 centros de investigación públicos y privados

Ese vasto dispositivo interconectado permite mutualizar los medios, las competencias y los recursos y hace posible la cooperación entre investigadores, startups innovadoras, pymes y grandes grupos industriales, en beneficio del desarrollo económico.

Esta fluidez del dispositivo y esta enorme proximidad de los actores de la innovación se implantan con éxito en los polos de competitividad, eje mayor de la política valona de desarrollo económico. La política de los polos de competitividad financia proyectos en 5 rubros: la investigación/innovación, el empleo/formación, la inversión, las infraestructuras/equipamiento y lo internacional. Esos proyectos se fundan sobre una base colaborativa y su objeto debe ser innovador. Se realizan en el marco de sinergias y de asociaciones entre empresas, centros de formación, unidades de investigación públicas o privadas.

Los polos de competitividad se refieren a 6 sectores en pleno desarrollo:

  • La salud
  • La ingeniería mecánica
  • La aeronáutica y el espacio
  • La química verde, la construcción sostenible y las tecnologías medioambientales.
  • La agroindustria
  • El transporte y la logística

Estos polos se articulan con un conjunto de clústers y de redes de empresas más especializados y muy competitivos, especialmente en los campos de:

  • La eco-construcción
  • La construcción sostenible
  • La energía sostenible
  • La plasturgia
  • Las tecnologías de la imagen, el sonido y el texto.
  • Las tecnologías de la información y de la comunicación.

Lo digital no queda afuera. Valonia se dotó de un ambicioso plan digital para impulsar la economía digital valona, desarrollando a la vez una industria numérica productora de bienes y servicios digitales así como favoreciendo la integración de lo digital en el servicio del crecimiento y de la competitividad de las empresas. La meta es también desarrollar una “cultura digital” en los ciudadanos y más específicamente, en los jóvenes valones en formación. El objetivo es igualmente desplegar la altísima velocidad por todo el territorio de Valonia y hacer de ella una Giga Región.

Valonia se provee también los medios de sus políticas de innovación. Invierte masivamente en los polos de excelencia que llevan a la región por el camino del empleo y del crecimiento. Del mismo modo, propone un conjunto de medidas de ayudas financieras a la I&D en unión directa con sus polos de competitividad y con la inversión y, pone a disposición los medios financieros que permitan la creación, el desarrollo y el crecimiento de empresas de alto potencial tecnológico.

No resulta pues llamativo que la industria valona haya conquistado y siga conquistando al mundo, con numerosos líderes mundiales en sus sectores. Tampoco llama la atención que una serie impresionante de empresas extranjeras hayan venido a implantarse para aprovechar ese know how y las reconocidas competencias de los investigadores y del personal técnico.

 

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